Es normal que las consultas de medicina preventiva se llenen más con pacientes mujeres que con hombres. Cuando los varones acuden al médico, por lo general es después de cierta edad, y ya cuando las enfermedades llevan años incubándose y resulta difícil detenerlas.
Esto corresponde a una construcción social errónea y derivada de la cultura patriarcal: que el hombre debe ser fuerte e incluso tolerar el dolor. O sea: aguante como los machos.
En realidad, la esperanza de vida suele ser más alta para las mujeres que para los varones (82,2 años frente a 77,1 en Costa Rica). ¡Cinco años de diferencia entre un género y otro! Tan solo ese dato debería ser una alarma para que los integrantes del sector masculino sean más cuidadosos con su salud.
Como bien se sabe, entre más rápido se detecte una enfermedad mayores posibilidades hay de tratarla, aun cuando se trate de dolencias tan graves como el cáncer.
Los tumores malignos se clasifican en diferentes etapas (llamados estadios), que van de cero a cuatro. Un paciente diagnosticado en estadio cero o uno, y que reciba el tratamiento adecuado, tiene altísimas posibilidades de vencer el cáncer. Sin embargo, para ello es indispensable que se preocupe por los exámenes preventivos. Y eso implica levantar el teléfono y pedirle una cita al doctor, aunque se sienta bien de salud.
Lo mismo aplica para malestares cardiovasculares o diabetes, que pueden llegar a acabar con la vida de la persona. En muchos casos el varón acude a revisiones médicas cuando los síntomas son demasiado evidentes, y a veces solo por la presión de la pareja o los hijos. En ese momento, la posibilidad de sobrevida disminuye considerablemente.
Durante décadas, el examen de la próstata ha debido combatir estereotipos alrededor de la masculinidad. No muchos hombres admiten en público que se lo hacen, especialmente si están rodeados de otros hombres, pues de manera errónea se le atribuyen ciertas connotaciones sexuales.
Un gran porcentaje de varones prefiere exponerse a una enfermedad mortal como el cáncer de próstata, de alta incidencia entre la población, solo por ideas añejas y machistas que nada tienen que ver con la realidad. ¡Eso es absurdo!
Afortunadamente, parece que esta tendencia va cambiando. Según la experiencia de los especialistas en urología del Hospital Metropolitano, la consulta preventiva de la próstata es cada vez más frecuente, pues los pacientes van perdiendo los prejuicios.
Ser hombre implica también cuidar la salud y visitar el médico. Ya es hora de aprenderlo.
Fuentes: Doctores Simón Benjamín Curling y Francisco Cordero, médicos con especialidad en urología del Hospital Metropolitano
NUESTROS ESPECIALISTAS
Dr. Simón Benjamín Curling
El doctor Simón Benjamín Curling es urólogo especializado y cuenta con 16 años de práctica profesional. Además de atender su consulta en el Hospital Metropolitano, es profesor de Neurocirugía de la Cátedra de Psicología en la Universidad Hispanoamericana.
Dr. Francisco José Cordero
Francisco José Cordero es médico y cirujano con especialidad en urología. Ha desempeñado su profesión como médico de empresa, profesor universitario y médico residente en distintos hospitales; además, cuenta con publicaciones en revistas especializadas.