Trastornos alimenticios: la amenaza a la hora de comer

Existen tres tipos de trastornos alimenticios que son más comunes entre las personas. Desde hace varias décadas se habla de anorexia nerviosa y bulimia, y ahora también se añade una nueva amenaza a la hora de comer: Trastorno por atracones.

Cada uno posee características diferentes, aunque en todos los casos es igual de importante la detección temprana e iniciar cuanto antes un tratamiento controlado por especialistas médicos.

Los trastornos alimenticios se presentan con mucha más frecuencia en mujeres. Cuando se trata de hombres, suele estar asociado a condiciones del trabajo que les exigen mantener ciertos estándares físicos que consideran necesarios, como el modelaje o deportistas que deben tener bajo el porcentaje de grasa corporal.

Existen trastornos menos comunes, que se presentan debido a enfermedades neuropsiquiátricas, como por ejemplo la Pica, que es el hábito de comer objetos que no son alimenticios. Puede ser desde tierra hasta vidrios o pedazos de plástico, y en algunos casos acarrean serias consecuencias a la salud, como perforación de intestinos. Sin embargo, son relativamente más fáciles de detectar por los padres de familia.

A continuación, explicamos detalles sobre los tres tipos de trastornos alimenticios de más alta incidencia entre la población:

Anorexia nerviosa

Se presenta desde la adolescencia, aunque se ha llegado a detectar en niñas de solo diez años. Cuando ocurre a edades tan tempranas, por lo general está ligada a cuadros depresivos.

Con la llegada de la adolescencia, ocurren cambios relacionados con el desarrollo físico y psicosexual. Es entonces que algunas mujeres experimentan malestar con características como el peso o el tamaño de glúteos y senos, que las hacen sentir incómodas.

Esto tiene que ver con los estándares de belleza, que suelen ofrecer la imagen de mujeres sumamente delgadas. En ese contexto, la adolescente empieza a restringirse la comida como una forma de mejorar su autoestima. Piensan que, al pesar menos, van a ser más admiradas y gustadas por otras personas y por ellas mismas.

Con la anorexia ocurre algo poco conocido: una vez que la persona se empieza a desnutrir, a partir de cierto punto se altera no solo el metabolismo, sino también el funcionamiento del cerebro. Entonces, la paciente está sumamente delgada, pero al verse en el espejo cree que tiene sobrepeso. No es que estén exagerando, es que literalmente se producen una distorsión que altera la percepción. Por eso, sienten que deben seguir bajando.

Bulimia

El perfil de las pacientes bulímicas es diferente al de las que presentan anorexia. Por lo general en esta última condición, las jóvenes son estudiosas, serviciales, atentas con la familia y disciplinadas.

En cambio, la experiencia médica indica que los cuadros de bulimia están asociados a personas más desinhibidas, no tan buenas estudiantes y con tendencia a enfiestarse que empiezan a desarrollar cuadros de ansiedad que las llevan a comer grandes cantidades en períodos cortos.

¿Qué es un período corto? Técnicamente se define como dos horas o menos, un tiempo en el cual la persona puede consumir alimentos sin freno. Por ejemplo, hay casos en que acaban con medio pastel, un galón de helados y un paquete de 30 galletas. Son ingestas de 4.000 calorías o más en un solo sentón.

Luego empiezan las conductas compensatorias. La más frecuente y más conocida es inducirse el vómito, para tratar de no engordar. También hay personas que utilizan laxantes de manera agresiva o bien diuréticos para tratar de bajar de peso.

En general, las pacientes con bulimia presentan algún grado de sobrepeso, pues nunca logran eliminar por completo todo lo que ingirieron.

Trastorno por atracones

Es relativamente nuevo en la literatura médica. Tiene elementos muy similares a la bulimia, con la diferencia de que no se inducen el vómito.

Generalmente usan otras estrategias compensatorias; una que está muy de moda es hacer ejercicio de manera compulsiva. También hay períodos de restricción para tratar de «pecar y rezar», por ejemplo, se dan los atracones dos o tres veces en una semana y luego más bien restringen calorías durante algunos días.

Están en ese juego intermitente, que mientras tanto altera de forma severa los procesos digestivos y el metabolismo. Es normal, entonces, que terminen con cuadros de diarrea o de estreñimiento por comer de manera tan errática.

Aquí también entran a jugar los estándares de belleza. Actualmente, ya las modelos femeninas siguen siendo delgadas, pero con masa muscular y poca grasa (es cuando decimos que la persona se ve «marcada»). Eso implica hacer grandes cantidades de ejercicio y comer muy bien; es imposible lograrlo con un plan de ejercicio desordenado que tan solo busca compensar la comilona de los días anteriores.

Los trastornos alimenticios pueden tratarse y tienen cura, pero es determinante que se detecten a tiempo y que haya intervención de especialistas médicos.

Fuente:
Dr. Luis Diego Herrera Amighetti
Psiquiatra y director de la Clínica Herrera Amighetti del Hospital Metropolitano.

Elaborado por:

Melissa Araya